martes, 3 de junio de 2014

CORTADOS DE LA MISMA TIJERA

03 de Junio 2014
Los taxis siguen siendo uno de los medios de transporte más socorridos en la Ciudad de México, territorio en el que moverse a veces es una autentica proeza.

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Sí, quizá no son tan económicos como el Metro o el Metrobús, pero a veces es la opción más viable para ir de un punto a otro en menor tiempo (si el tráfico así lo permite) o cuando no hay otro modo de transporte. Sin embargo, abordar uno de estos autos, al menos en esta ciudad, implica convivir con unos personajes muy peculiares: los taxistas.

No sabemos si van a una academia especial o si todos los taxistas están hechos de la misma madera, el chiste es que las personas dedicadas a esta noble chamba tienen el mismo comportamiento.

Tras un breve análisis, identificamos algunas de las frases y comportamientos en los que incurren los taxistas defeños, los cuales recopilamos en esta breve nota. Si eres cliente frecuente seguro te resultarán familiares, si nunca abordas taxis porque eres nice, checa lo que te has perdido:

1. Son unas máquinas sexuales

Es común que la mayoría de los taxistas en algún punto del viaje (y sin que el tema venga al caso) comiencen a relatarnos varios pasajes de su extensa vida sexual. Aunque el chofer en turno diste mucho de ser un galán nórdico, algo debe tener pues según él “así como me ve, joven, yo he estado con muchas mujeres, guapetonas, chichonas, mexicanas, extranjeras, de todo”.

Hasta ese punto la charla está cotorra, pero la cosa se torna incómoda cuando el taxista empieza a contar con lujo de detalle las posiciones y detalles íntimos de esos encuentros, provocando un momento incómodo. ¿Los taxistas realmente son unas bombas caribeñas, o de plano son mitómanos?

No es casualidad que Arjona, el gigante guatemalteco, les haya compuesto una canción.


2. Estuvo a punto de ser un futbolista profesional

Uno de los temas favoritos de los taxistas es el futbol. Todo empieza con la pregunta ¿Y qué joven, le gusta el futbol? Sí respondes que sí, prepárate para hablar del tema durante el resto del viaje.

Con preguntas como “¿Quién para ganar el Mundial?” o “¿A qué equipo le va, joven?”, el ruletero irá guiando la conversación pambolera hasta confesar que, de no ser por el destino, él hubiera estado destinado a ser el próximo Chicharito Hernández. Lástima que la oportunidad de ser un crack de las canchas se diluyo cuando el ahora chofer se lesionó, o la mafia del futbol le cerró las puertas.

“Pero de que movía la pelota, la movía”.

3. Son temerarios, a su lado Rambo se queda corto

Los taxistas también son héroes de acción casi al nivel de Chuck Norris. En sus historias relatan como se han enfrentado a delincuentes, los han perseguido mafiosos y han evitado varios crímenes, o ya de perdis, se pusieron parejo a quién fingiendo ser un pasajero, quiso asaltarlos cuando iba a bordo del taxi.

4. Todos eran ricos y poderosos

No es raro toparnos con profesionistas que ante la falta de oportunidades deciden ganarse la vida como taxistas, sin embargo, de eso a creer que quién conduce el taxi en el que vamos era poco menos que Bill Gates hay un gran trecho. Nunca falta el taxista que con entusiasmo nos cuenta que anteriormente tenía propiedades, un puesto importante y fajos de billetes.

“Pero pues llegó la crisis joven”, nos dicen, para después compartirnos que tienen una idea brillante que les devolverá el poder. Ojalá y así sea, no puedo esperar para decir que el nuevo Carlos Slim alguna vez me dio un aventón.

5. Tuvo encuentros con extraterrestres y experiencias fantasmales

Además de combatir al crimen organizado en sus ratos libres, y de poner a las mujeres jacarandosas, los taxistas también tienen un imán especial para que los extraterrestres los contacten (son la envidia de Maussan), o bien, para tener encuentros con aparecidos.


6. Sin saberlo, sus vehículos son una oda al kitsch

Hay taxis que por su decoración tan singular son unos museos sobre ruedas. Ya no se trata únicamente de una pata de conejo colgando del retrovisor o de traer el tablero con peluche, sino de llenar el interior de muñequitos, objetos alusivos al América, luces interiores y exteriores “pa’ que de noche luzca más la nave”, tecnología de punta, etc.

La imaginación no tiene límites y los taxistas son la muestra.


7. No son sexistas, pero…

Algunos taxistas continuamente andan tirándole mala onda a las mujeres que van tras el volante. Para muestra este comentario que escuchamos no hace mucho mientras ibamos a bordo de uno de estos vehículos:

“Mire joven, la verdad no es por ser sexista o algo así, pero en serio las viejas no saben manejar… el problema principal está en que no miran los espejos: si te andas voltee y voltee mientras llamas por teléfono y te maquillas pues a huevo vas a chocar”

¡Zas!

8. Todos los taxistas son chafas, menos ellos.

No sólo ocurre con los diseñadores gráficos, los electricistas o los albañiles. También los taxistas aprovechan cualquier oportunidad para demeritar el trabajo de sus colegas y enaltecer el propio:

“¿Qué no te quieren llevar hasta allá? Pinches huevones, si la chamba es la chamba, yo voy a la Villa de ida y de regreso ¿y qué?”

9. Son expertos en el clima citadino y sus inclemencias

Pocas personas están preparadas para los constantes cambios del tiempo como los taxistas.

“Pinche sol, la neta yo prefiero andar con camisa larga, así mira, para no tener todo el brazo rojo luego”, me comentó alguna vez un taxista. También suelen usar sus mangas de tela para protegerse de la radiación, tienen instalado un ventilador en el tablero del auto para combatir el calor, o traen franelas que colocan entre las puertas para que no se meta el agua cuando llueve.


10. Tienen algún conocido que se dedica a lo mismo que tú

Típico, te preguntan a qué te dedicas y a continuación te hacen un comentario así:

“Tsss, n’ombre, mi primo tiene un amigo que hace casi lo mismo”

11. Saben dónde están todos los buenos tugurios del DF y dónde conseguir chavas buena onda

No saben dónde está el sitio al que quieres llegar o siempre eligen la ruta más larga para llegar a tu destino, pero eso sí, saben dónde están los mejores tugurios, tables, centros de perdición y bares de mala muerte de la ciudad. Si es viernes o sábado por la noche, amablemente te sugieren llevarte con unas chicas que conocen y que no cobran muy caro.

* * * * *

Y estas son sólo algunas de las muchas frases y comportamientos característicos de los taxistas. Sirva este pequeño recopilado para rendirles un homenaje a todos estos choferes que diariamente salen a trabajar en las calles. Gracias a ellos nuestros trayectos son más amigables.

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