lunes, 10 de marzo de 2014

MUJERES Y ESFERAS DE PODER. GINA ZABLUDOVSKY: ¿ESTÁN O NO ESTÁN LAS MUJERES EN LAS ESFERAS DE PODER PÚBLICAS Y PRIVADAS?


Mujeres y esferas de poder
REFORMA.COM

Por Gina Zabludovsky Kuper

Ciudad de México  (9 marzo 2014).-   El aumento de las mujeres en la fuerza de trabajo y su incremento en la matrícula universitaria constituyen cambios sociales sin precedente que transformaron radicalmente las sociedades a partir de la segunda mitad del siglo XX.

En México, su presencia en la fuerza de trabajo se incrementó del 19 por ciento en 1970 al 38 en 2013. En la educación superior, el número de estudiantes de sexo femenino pasó del 17 en 1970 al 50 por ciento en el 2011. Además, ellas tienen una mayor eficiencia terminal, ya que constituyen el 55 por ciento de los egresados (1).

Sin embargo, la presencia de las mujeres continúa siendo minoritaria en los principales cargos de decisión política y económica, y específicamente en los niveles gerenciales y ejecutivos de las grandes corporaciones.

Política: cargos de elección y representación

En la Cámara de Diputados, el número de mujeres pasó del 16 por ciento en el periodo 2000-2003, al 37 en el 2012-2015. En el Senado, ahora llegan al 33 por ciento en comparación con el 17 por ciento de los dos periodos anteriores.

Este giro es producto, en parte, de las reformas al Código Federal Electoral (2008 y 2011-2012) que fijaron un porcentaje máximo de candidatos(as) de un mismo género. El aumento seguramente será más notorio en los próximos años, ya que a finales del 2013 se elevó a rango constitucional la paridad de género en las candidaturas legislativas.

En los otros cargos de elección, la situación es diferente. En la actualidad no tenemos ninguna gobernadora y en toda la historia del país únicamente ha habido seis. En las presidencias municipales en 2013, las mujeres apenas llegaban a un 8 por ciento (2), uno de los índices más bajos de América Latina.

En el Poder Ejecutivo, las secretarias de Estado nunca han representado más del 15 por ciento e históricamente se han concentrado en Turismo (1994, 2000, 2006, 2012), Desarrollo Social (2000, 2006, 2012), Contraloría General de la Federación (1988, 1994) y Relaciones Exteriores (1994, 2006).

Sector privado: pocas ejecutivas

Pero la exclusión de las mujeres es aún más drástica en el sector privado. En México, su participación en los consejos directivos de las empresas que cotizan en la Bolsa de Valores apenas alcanza el 7 por ciento.

El análisis de datos generado por nuestra investigación permitió observar que en las grandes corporaciones del país la presencia de las ejecutivas en los puestos intermedios sólo llega al 23 por ciento (3). Sin embargo, en las posiciones más altas equivalentes a las direcciones generales (4) de diversas áreas, se reduce al 13 por ciento. Y como presidentas (CEO), sólo llegan al 5 por ciento.

Además, las mujeres se concentran en las direcciones generales de Relaciones Públicas (48 por ciento), Mercadotecnia y Comunicación (29 por ciento), y Recursos Humanos (21 por ciento). Su participación disminuye notoriamente en las de Operaciones e Investigación (8 por ciento), Administración y Finanzas (5 por ciento), e Informática y Sistemas (2 por ciento). La ausencia de las directivas de ciertas áreas es significativa, ya que a menudo implica un aislamiento de los cargos que confieren responsabilidades funcionales y las mayores oportunidades de ascenso en la carrera.

Por otra parte, en las grandes corporaciones extranjeras que operan en nuestro país, la presencia de mujeres ejecutivas es mayor que en las que predomina el capital nacional (5).

Lo anterior se explica por las políticas de diversidad, promoción del talento femenino y conciliación trabajo-empresa que han puesto en marcha muchas corporaciones extranjeras durante los últimos años.

Entre familia y empresa

El notable incremento femenino en la fuerza laboral y el hecho de que en muchas parejas el ingreso ya no dependa básicamente del hombre no han transformado significativamente la carga de las responsabilidades familiares: las mujeres dedican hasta 42 horas a la semana a las tareas no retribuidas en el hogar. De hecho, muchas de las jóvenes que se dedican al trabajo doméstico fueron consideradas erróneamente como "ninis" (ni estudian ni trabajan) en encuestas recientes.

Las mujeres se enfrentan a una constate presión para cumplir sus responsabilidades en todos los frentes, lo cual se agudiza en los cargos de dirección regidos por "horarios masculinos", donde el buen desempeño se vincula con largas jornadas laborales, sin que esto conlleve necesariamente a una mayor productividad o mejor uso del tiempo.

A pesar de que en estos niveles muchas mujeres no realizan directamente el trabajo doméstico, sino que más bien lo supervisan, ellas realizan una especie de "doble gerencia" para que todo funcione bien en la casa y en el trabajo (6).

No es raro que, las cargas desiguales y otros factores, como la probabilidad de que ellas ganen más que su pareja, las lleven a la separación. Con base en los datos que generamos para el 2013, se encontró que mientras el 69 por ciento de los directivos varones estaban casados, entre las mujeres el porcentaje disminuía al 50 por ciento. La diferencia es aún mayor en aquellas empresas que tienen más de 250 empleados(as): los directivos hombres que están casados alcanzan el 78 por ciento, mientras que las mujeres con cónyuge sólo llegan al 50 por ciento.

Debido a las grandes dificultades que presenta la conciliación familia-trabajo en estos cargos, muchas mujeres optan por formar y dirigir su propia empresa.

Las empresarias

La participación de las mujeres como propietarias de empresas en México ha crecido significativamente, del 25 por ciento en 1991 al 36 por ciento en 2013 (7). Sin embargo, si sólo tomamos en cuenta a las empleadoras (a aquellas que contratan por lo menos a un trabajador más) el número baja al 19 por ciento y su incremento ha sido más paulatino (8).

Las empresas de mujeres están generalmente en el nivel "micro" y de subsistencia. De hecho, varios programas se han enfocado a promoverlas como mecanismo para que ellas y sus familias salgan de la pobreza.

En cuanto al área de actividad, su presencia se concentra en el comercio y los servicios, particularmente en los turísticos y educativos.

Prevalece el techo de cristal

Como se ha visto en este estudio, a medida que se asciende en la pirámide organizacional, la presencia de las mujeres disminuye tanto en la dirección económica como en la política.

Pese al camino recorrido, las mujeres están escasamente representadas en los cargos. El notable incremento de las mujeres en la educación superior y en la fuerza de trabajo, no corresponde a sus números en los cargos de autoridad y de mayor jerarquía.

De allí que resulte prioritario generar una cultura de inclusión que deje de considerar que algunos puestos son "femeninos" y otros "masculinos" y promueva acciones de conciliación trabajo-familia dirigidas tanto para hombres como para mujeres. Entre éstas, una de las más importantes son las licencias de paternidad. En México, ésta se introdujo por primera vez el año pasado con el establecimiento de cinco días laborales obligatorios para los hombres. Sin embargo, todavía estamos muy rezagados con relación a muchos países. El asunto es importante ya que este tipo de medidas favorecen la renegociación de las parejas en torno a sus respectivas responsabilidades familiares y laborales, y promueve una mayor equidad social que resulta benéfica para los hombres, las mujeres, los niños(as), las propias empresas y el conjunto de la sociedad.

El incremento de las mujeres en la educación superior y en la fuerza de trabajo no corresponde a su participación en los cargos de autoridad; se puede decir que todavía se enfrentan al "techo de cristal", entendido como una serie de barreras invisibles que constituyen los obstáculos para el ascenso de las mujeres a los cargos de mayor jerarquía.

Son múltiples las causas que explican esta situación: la socialización diferenciada y las distintas expectativas de éxito de hombres y mujeres; el escaso compromiso de los varones en las tareas domésticas; las extensas jornadas de oficina que siguen siendo de corte masculino; la exclusión de las mujeres de los círculos informales donde "se cierran" muchas negociaciones; la discriminación (oculta o abierta) que existe hacia las mujeres, particularmente hacia aquellas que son madres; la noción prevaleciente de que las mujeres propietarias de empresas sólo deben dedicarse a las actividades de subsistencia, y la prevalencia de ocupaciones consideradas masculinas o femeninas, en donde las primeras se vinculan con mayores posibilidades de ganancias económicas y ascensos jerárquicos.

Notas:

1. Cálculos realizados a partir de los datos del INEGI en las encuestas nacionales de ocupación y empleo y del ANUIES, "Anuario Estadístico de Educación Superior 2011".

2. Informe de la Cuarta Visitaduría General. Programa de asuntos de la mujer y de igualdad entre mujeres y hombres.

3. Cálculos propios con base a 277 de las empresas más grandes de México, según la revista Expansión, Conexión Ejecutiva y otros directorios empresariales de México para el año 2012.

4. Direcciones generales de área, como son la de Administración y Finanzas, de Operaciones, de Mercadotecnia, Comercial, Informática y Sistemas, Recursos Humanos, Relaciones Públicas y Médico y Jurídico.

5. Sólo 7 de las 156 grandes compañías mexicanas que analizamos están presididas por mujeres. Cálculos propios con base en diversos directorios empresariales del 2012.

6. Serna Guadalupe y Montalvo, Elsa. (2003). Estudios: Mujeres ejecutivas en la Ciudad de México: quiénes son, dónde laboran y cómo responden a sus condiciones de trabajo, Instituto de Investigaciones José María Luis Mora/ Asociación Mexicana de Mujeres Ejecutivas, México.

7. Los datos de empresarias aquí expuestos se elaboraron sumando los trabajadores(as) por cuenta propia y empleadoras(as). Fuente: INEGI (2013).

8. La información se elaboró hasta 2010 para coincidir con los cortes de décadas, para 2013, el porcentaje fue de 20 por ciento.

La autora es doctora en Sociología. Profesora investigadora de la UNAM. Su libro más reciente es Mujeres empresarias y ejecutivas en México. Diagnóstico y desafíos, Plaza y Valdés 2013.

La autora agradece el valioso apoyo de Ricardo Sanginés en la interpretación estadística y de Alejandra Zaldivar en la presentación del trabajo.

Twitter: @ginazabludovsky



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Fecha de publicación: 07-Mar-2014

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