miércoles, 19 de marzo de 2014

LA VUELTA AL MUNDO EN 80 DIETAS



La alimentación, además de ser una necesidad básica de cada ser vivo, ha fascinado de una manera u otra al ser humano desde sus albores. De igual manera, existen múltiples posturas en torno al hecho de comer, lo que ha dado pie a innumerables hábitos, algunos más sanos que otros. 

Es por esto que, independientemente de que se trate de algo habitual, comer no significa lo mismo para cada persona en el mundo. De esta manera, hay desde quienes buscan practicidad al comer y otros más se inclinan simplemente por el placer o la necesidad. El caso es que nadie come lo mismo ni por las mismas razones, aunque el hambre sea la necesidad primaria. 

Shashi Kanth, un trabajador de call center con su comida diaria en su oficina en el centro de atención telefónica de AOL en Bangalore, India. Kanth mide 1.73 m y pesa 55 kg. Como muchos de los miles de trabajadores de call center en la India, se alimenta de comidas rápidas, golosinas y café para soportar las largas noches que pasa hablando con los occidentales sobre diversas cuestiones técnicas y problemas de facturación. Inicialmente se introdujo en el mundo del call center para pagar facturas médicas y escolares, pero después de dos años se encuentra todavía allí sin saber cuándo va a volver a sus estudios profesionales. Foto: Peter Menzel

Shashi Kanth, un trabajador de call center con su comida diaria en su oficina en el centro de atención telefónica de AOL en Bangalore, India. Kanth mide 1.73 m y pesa 55 kg. Como muchos de los miles de trabajadores de call center en la India, se alimenta de comidas rápidas, golosinas y café para soportar las largas noches que pasa hablando con los occidentales sobre diversas cuestiones técnicas y problemas de facturación. Inicialmente se introdujo en el mundo del call center para pagar facturas médicas y escolares, pero después de dos años se encuentra todavía allí sin saber cuándo va a volver a sus estudios profesionales.

Ahora, el fotoperiodista Peter Menzel, a quien previamente se le ocurrió un libro que documenta lo que las familias de todo el mundo comen en una semana, colaboró con su colega Faith D’Aluisio en un nuevo libro enfocado también en los hábitos alimenticios alrededor del mundo. Sin embargo, en esta ocasión están enfocados en cada persona y no en grupos. 

What I Eat: Around the World in 80 Diets muestra lo que 80 personas de 30 países comen en un día promedio. La dieta de los individuos mostrados a lo largo de este trabajo de investigación fotográfica es tan variada como su procedencia o sus actividades diarias, las cuales no podrían ser más diversa. Así hay desde un corredor de camellos en Egipto, hasta un cazador del Ártico, pasando por un pastor de yak tibetano y un soldado veterano herido en la guerra de Irak. 

“Este espectáculo visual y textual destaca las similitudes y las diferencias extremas en las formas en que nos acercamos y consumimos los alimentos en todo el mundo”, dice el sitio web del proyecto, en donde también aparecen otras imágenes relacionadas con esta serie. Cada retrato consiste en la fotografía de la persona, posando junto a todo un día de comida, además de una descripción breve texto sobre su vida diaria y una lista detallada de cada alimento y de las calorías que representan en su conjunto.

Bruce Hopkins, un salvavidas de Bondi Beach, con su comida típica de un día en Sydney, Nuevo Gales del Sur, Australia. El valor calórico de la comida en un día típico en el mes de febrero fue de 3,700 kcal. Él tiene 35 años de edad, mide 1.82 m y  pesa 81 kg. Hopkins come moderadamente, rara vez consume comida rápida y bebe alcohol sólo cuando él y su esposa van a cenar con amigos. Foto: Peter Menzel

Bruce Hopkins, un salvavidas de Bondi Beach, con su comida típica de un día en Sydney, Nuevo Gales del Sur, Australia. El valor calórico de la comida en un día típico en el mes de febrero fue de 3,700 kcal. Él tiene 35 años de edad, mide 1.82 m y pesa 81 kg. Hopkins come moderadamente, rara vez consume comida rápida y bebe alcohol sólo cuando él y su esposa van a cenar con amigos.

El ensayo fotográfico, es una mirada fascinante a las similitudes y diferencias entre los hábitos de consumo de alimentos de todo el mundo. Sin embargo, Menzel espera que haga pensar a la gente acerca de su relación con la comida y cómo pueden aprender de otros maneras distintas de mejorar su dieta y salud. 

Si bien, es cierto que gran parte de la sociedad actual procura el regreso a una vida más natural y a la práctica de hábitos saludables como un modo de prevenir enfermedades mejorar la calidad de vida, esta preocupación puede llegar a ser un problema cuando se vuelve una obsesión. Es así que esta esta necesidad obstinada ha dado lugar a un nuevo trastorno de la alimentación de difícil diagnóstico y tratamiento: la ortorexia, la cual consiste en una obsesión enfermiza por lo que se consideran alimentos saludables, alejados de cualquier tipo de elementos químicos o procesamiento que los “adulteren”. 

En la actualidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que la ortorexia afecta hasta al 28 por ciento de la población de los países occidentales, quienes presentan grandes sectores poblacionales que parecen más preocupados que ningunos otros por lo que llevan a su boca, publicó el diario español Levante-EMV. 

De acuerdo con la doctora Rosa Calvo, de la Unidad de Trastornos de la Alimentación del Hospital Universitario La Paz de Madrid, el trastorno es de difícil diagnóstico ya que quienes lo padecen consideran que actúan de la forma correcta y que los demás están equivocados. Además, señala que estas personas están enfermas porque sufren una obsesión excesiva por la comida sana lo que implica que todos sus recursos cognitivos, emocionales o económicos se centran en conseguir comer sólo los alimentos que consideran sanos.

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