martes, 14 de enero de 2014

DONA TUS RECUERDOS AL "MUSEO DE LAS RELACIONES ROTAS"



Este miércoles comenzó la recolecta del Museo de las Relaciones Rotas, un espacio originado en Croacia destinado a recordar las relaciones fallidas y las promesas incumplidas.

El objetivo de este museo y sus exposiciones que han recorrido países como Alemania, Estados Unidos, Bosnia y Herzegovina, Sudáfrica, Turquía y Argentina es que la gente se deshaga de todo aquel objeto que le recuerde cualquier relación fallida. La cosa es dejar ir, soltar, avanzar.

¿Quieres participar en esta exposición? Hasta el domingo 16 de febrero podrás llevar tus cosas al Museo del Objeto del Objeto (MODO), ubicado en la calle Colima 145, en la colonia Roma del Distrito Federal.

Junto con tus cosas deberás llevar una pequeña descripción de cuánto tiempo duró tu relación, tu país de origen y una historia del objeto: ¿qué significó para ti, qué te hizo sentir? No te preocupes, no aparecerá tu nombre.

Prepárate para, de verdad, dejar ir esos objetos, porque no te los van a devolver. Tus cosas, junto con las de otras personas del Distrito Federal, viajarán por el mundo como parte de la exposición itinerante.


Estos son algunos de los objetos que alberga El Museo de las Relaciones Rotas en Zagreb, Croacia:

Una identificación francesa. 1980-1998. Ljubljana, Eslovenia.“Lo único que quedó de un gran amor fue la ciudadanía.”


Una pluma. Abril de 2004. Sarajevo, Bosnia-Herzegovina.“Lamento mucho no haber destruido esta pluma cuando la recibí, porque así no habría escrito toda esa mierda romántica que él no se merecía.”


Bolsas de mareo. 2004-2006. Zagreb, Croacia.“Una colección de bolsas de mareo como recuerdo de una relación a larga distancia. Una de Croatia Airlines, otra de Lufthansa, otra de Hapag Lloyd Express y tres de German Wings. Creo que todavía tengo las instrucciones ilustradas de qué hacer cuando un avión comienza a venirse abajo. Nunca encontré instrucciones sobre qué hacer cuando una relación comienza a desmoronarse. Al menos existen estas bolsas.”


Un pedazo de cabello. Menos de dos meses. Skopje, Macedonia.“Bueno…una relación muy corta, pero psicológicamente muy ruda y loca que me llevó a momentos de completa locura…y corté mi cabello…y viví sin él mucho tiempo. Nadie me amó…y fui feliz.”


Un anillo. 2005. Zagreb, Croacia.“El souvenir más emblemático del amor. ¿Qué otra cosa habla más que un anillo? Aunque fue una relación que empezó con promesas de eternidad, terminó de una manera abrupta, como si la hubieran cortado con tijeras. El anillo no terminó en un dedo, sino, tristemente, en un museo.”


Venado rojo. 2006-2007. Berlín, Alemania.“Yo quiero ser tu sol. Esas fueron las palabras de mi esposo peruano. Varios meses después de nuestra boda me enteré que nunca me amó. Compramos este venado en nuestra primera y única navidad juntos. Lo colocamos bajo el árbol de Navidad. Ahora viajará por el mundo buscando el verdadero amor.”


“A diferencia de métodos destructivos de auto-ayuda para la recuperación de amores fallidos, el Museo ofrece la oportunidad de superar un colapso emocional a través de la creación: contribuyendo a su colección”, dicen Olinka Vištica y Dražen Grubišić, dos artistas croatas que fueron pareja y que empezaron este proyecto de manera itinerante en 2006 con objetos que sus amigos donaron.

Vištica y Grubišić dicen que la gente abrazó la idea de exhibir lo que alguna vez fue su amor como una especie de ritual, una ceremonia solemne. “Nuestras sociedades nos obligan (a mostrar) nuestros matrimonios, funerales, graduaciones, pero nos niegan cualquier reconocimiento formal de la desaparición de una relación, a pesar de su fuerte efecto emocional”.

Un año después, en 2011, el Museum of Broken Relationships recibió el Premio Kenneth Hudson del European Museum Forum (EMF), el cual va para algún museo, persona o grupo de personas que desafíe, a través de algo inusual y atrevido, el papel que tienen los museos en la actualidad.

El Museum of Broken Relationships se llevó este premio porque, según el EMF, “fomenta la discusión y la reflexión no sólo sobre la fragilidad de las relaciones humanas, sino también de las circunstancias políticas, sociales y culturales en torno a las historias narradas. El museo respeta la capacidad de la audiencia para la comprensión de cuestiones más amplias, históricas y sociales inherentes a las diferentes culturas e identidades, y proporciona una catarsis para los donantes en un nivel más personal.”

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