viernes, 5 de julio de 2013

INTEMPERIE DE JESÚS CARRASCO, UN NUEVO FENÓMENO EDITORIAL.


Este hombre escribió esta novela


Intemperie es una de las suculentas apuestas españolas para esta nueva temporada. Avalada por el éxito de su publicación por toda Europa antes de editarse siquiera, traslada al lector un sentido de responsabilidad grave. Que editores de trece países se unan para sacar a la luz simultáneamente esta obra, siendo una ópera prima es algo que atrae ¿Realmente estará a la altura de estas expectativas? , pero déjennos explicarnos.

Jesús Carrasco acaba de cumplir cuarenta años desde que naciera en Badajoz. Actualmente es redactor publicitario e Intemperie es su debut literario.

La historia es sencilla. Hallamos a un chico, casi un niño agazapado en un encinar, semienterrado, mientras una partida compuesta por el alguacil, el maestro y otros hombres de la aldea le buscan. Nos hallamos en un espacio mesetario fácilmente identificable con la España central dentro una época que no nos interesa en absoluto pero que seguramente es el segundo cuarto del siglo pasado. Se ha escapado de la casa de su padre y su marcada obstinación por no ser descubierto presagia que su huida responde a algo peor que el castigo por ser encontrado.
Poco después se acerca a un cabrero, un pastor viejo, artrítico y solitario, quien sin ninguna muestra de cariño lo acoge durante unos días. Su huida se ve aderezada de la iniciación al pastoreo, búsqueda de agua y pastos, ordeño, caza menor para subsistencia. Todo ello como recuerda el título, a la intemperie. El alguacil cada vez más va cerrando el cerco tras el chico en este paisaje seco y polvoriento.

El autor extremeño es capaz de dotar de protagonismo al paisaje rural, de ahí la comparación con Delibes.  El aplastante peso de la supervivencia en este paisaje mortecino sirve para provocar la claustrofobia aún en espacios abiertos. El afán por omitir lugares, nombres y tiempo permite que nos centremos en los hechos no en lo accesorio. Todo lo que sucede está motivado por los protagonistas, no hay nada ajeno a ellos, por tanto Carrasco se olvida voluntariamente de lo que distraiga para centrarse en los graves hechos.

La novela es una obra lineal. No hay una sola regresión, todas las respuestas esperan adelante pese a que el lector intuya que el pasado es la clave. No ha sido fácil componer esta obra en recta sin necesidad de remembranzas, solo tenemos que acabarlo para hallar todas las respuestas.
Pese a ser lineal es un libro redondo, empieza y termina como debe hacerlo un clásico con todos los cabos cerrados y con un horizonte abierto.
Su vocabulario es extremo. Los términos poco habituales para algunos lectores son muchos, pero poco a poco el interlocutor  va construyendo su corpus de términos propios de la trashumancia y la vida al aire libre, que quizás tarden en cuajar en su mente y darle significado. No obstante, no se regodea en frases innecesariamente largas ni altisonante. Mantiene los sentimientos a raya, pues en toda la obra únicamente siente el chico.

Aparte de Delibes y de la mayoría de los escritores españoles del nuevo realismo de posguerra hallamos los ecos de Hernán Rivera Letelier en el paisaje como protagonista, o de José Donoso en su intento de marcar la impresión de agobio que el pasado y el paisaje dibujan en los personajes.

Resumiendo, Intemperie es un clásico que se podrá leer durante mucho tiempo sin que nadie le ponga reparos. Una obra comprometida sin concesiones a la bajeza salvo la humana. En su debe marcamos una entrada en la historia titubeante que junto con la fama que le precede provoca cierta desconfianza. Por eso les aconsejamos que sigan adelante pues su lectura es exponencial, va ganando y multiplicándose página a página.



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